febrero 01, 2007

La ReVoluCiÓn MeXicAna

Por Ana Paola López

“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando…” dice una canción de Mercedes Sosa. Pareciese que esta es la historia de México. Un historia de denuncia social.

La revolución mexicana constituyó una revuelta maniqueísta, protagonizada por buenos y malos, sediciosos y valientes.
La cruenta batalla en un México dividido, pobre, oprimido. Una sociedad mestiza, cansada de guerrear y de sufrir injusticias diariamente; en la que se vivía una situación muy tensa, llena de inseguridad y desesperanza.

La revolución se había venido gestando debido a los incestos políticos, a la reelección (sufragio inefectivo, arriba imposición) y al clima de insatisfacción social.
El detonante de este movimiento fue la entrevista con Creelman -publicación igual de irreverente que el evangelio de Judas- en la que Porfirio Díaz prometió dejar la presidencia al concluir su término. Pero por razones que van más allá del análisis y de la historia, incumplió su promesa, y como dice la frase: “Somos rehenes de nuestras palabras” estuvo sometido al castigo de su lengua procaz.

Un México crispado y fragmentado decidió hacer algo al respecto. La revolución fue un proceso paulatino, en el cual interactuaron varios grupos insurrectos. Después de una dictadura -que duró casi 40 años ininterrumpidos- varios sectores de la población eligieron producir un cambio.
Porfirio Díaz fue desplazado de su mandato totalitario y entró Francisco I. Madero con sus ideales democráticos. Este personaje espiritista, considerado por unos como iluso y por otros como ilusionista, fue el eslabón que estigmatizó la transición de la dictadura a la democracia.

Esto sólo representó el inicio de una guerra intestina. Pues en los años posteriores, una serie de personajes como Carranza, Zapata, Villa y Huerta se disputarían al divagante México.

Balas, metralletas, asaltos, muerte, traición, democracia y dictadura. Letras, que conformaron palabras, palabras que conformaron ideas, ideas que representaron lucha.

Me parece que la revolución, de fondo, fue un proceso necesario, pero la forma fue costosa y salvaje pues de tener nada, tuvieron “una nada” más cara y más maldita.
Esta sublevación aportó en gran medida a la formación del México contemporáneo. Un México polarizado, intolerante y corrupto.

96 años después… ¿Qué tanto ha cambiado?

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